25 de abril de 2011

La maldición - Capítulo 3

Capítulo 3- ¿quién será?

- ¿Si?-contesté
- Soy yo.
- ¿Quién es yo?-pregunté de nuevo.
- Ángel.
- ¿Cómo has conseguido mi número?
- Tengo mis contactos, bueno te lo explicaré más tarde. ¿Puedo verte ahora e irnos a dar una vuelta?
- Estoy en la biblioteca estudiando.
- Bueno, tienes cara de lista y no te hace falta estudiar, en media hora te espero en la puerta- y colgó sin despedirse-.
Estudié un rato y cuando pasó esa media hora recogí mis cosas y salí de la biblioteca.
Ángel me estaba esperando donde dijo, subido en una moto.
Esa estampa me recordó mucho a Step, en “Tres metros sobre el cielo”, novela y película que me había visto varias veces.
- Hola-saludé-.
- Hola Celia.
- ¿Por qué tanta prisa de quedar ahora?
- Porque quería verte y además disculparme por lo de esta mañana.
- En serio, no pasa nada. Estoy bastante acostumbrada.
- Como tú digas, ponte el casco y agárrate a mí.
Me puse su casco dejando su cabeza desprotegida, me agarré a su cintura y arrancó.
Nunca había subido en moto, tenía un poco de miedo, pero me gustaba.
Al cabo de unos largos minutos llegamos a una pequeña calle con varios bares y tiendas pequeñas.
- He pensado que podíamos hablar tranquilamente mientras comíamos algo, ¿te apetece?
- No sé, no tengo nada de dinero.
- No pasa nada, invito yo.
- Entonces, sí-nos reímos los dos-.
Guardó el casco, puso el candado en la moto y entramos en un pequeño bar que parecía muy acogedor, con poca gente y música bajita. Al entrar la puerta golpeó unos tubos que anunciaba que alguien entraba.
Ángel pidió algo en la barra mientras yo me sentaba en una mesa alejada de las pocas que estaban ocupadas.
- Es el bar de mi tío, un bar tranquilo.
-Ah.
- Hola-dijo un hombre de mediana edad, que dejó en la mesa dos vasos y unos platos con aperitivos-, soy el tío de Ángel. Encantado.
- Igualmente-contesté-.
En seguida se fue a atender otra mesa.
- Bueno, me tienes que contar algo ¿no?
- Tú también a mi.
- De acuerdo, primero yo, si me dejas.
Asentí.
- ¿Desde cuando nadie te hace caso y te pasan cosas raras?
- Desde que llegó Hugo, y… ¿por qué te interesas tanto por mi?
- Pues… creo que lo entenderás más adelante, te aviso de que es un poco fuerte.
- ¿Por qué no me lo dices ahora?
- Porque no es el momento.
- Me estás tomando el pelo ¿verdad?-pregunté- ¿Cuándo va a ser ese momento?
En ese instante los tubos sonaron, alguien había entrado, miré hacia la puerta y me quedé paralizada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar. El blog se alimenta de tus comentarios.