29 de julio de 2010

CAPITULO 8 - La respuesta

Abrimos la puerta del jardín y fuimos directamente a la parte de atrás. Según vernos Jessica vino corriendo hacia mí-
- ¿Estás bien? Lo siento, lo siento, lo siento- dijo mientras me abrazaba y le caían las lágrimas por la mejilla.
- Si, estoy bien, ¿por qué?
- La b-bebida q-que te di, llevab-ba alg-go que no m-me acuerdo de lo q-que era ni n-nada.- dijo mientras no paraba de llorar.
- Osea que fue por eso por lo que estuve así- la dije.
- Lo siento de verdad, era para un tío que no dejaba de mirarme, no sé ni porque te la dí.
- No pasa nada ¿vale? Ahora estoy bien y ¿quien te lo dio?
- Uno de la barra.
- A vale
- Por cierto, ¿tu que haces aquí?- dijo mientras miraba a Sergio.
- Me recogió de la playa por la noche y quería acompañarme.
- A vale.
- Bueno, yo me voy- dijo Sergio.
- Adiós- dijimos a la vez Jessica y yo.
- Bueno, tú tienes algo que contarme, cuenta, cuenta.
- No pasó nada, vi un chico que se parecía a Pablo y me puse a llorar, ya está. El me vio y se lo tuve que contar.
- ¿Y el beso?
- No fue un beso, en ese momento llegaste tú.
- Osea que nada.
- Nada.
- ¿Y lo de que se fue de la fiesta?
- …- baje la cabeza y fijé la mirada en el suelo.
- ¿Silvia?
- No, no se lo pregunté.
- Vale-dijo extrañada- ah, y te tendrás que quedar otro día a dormir en mi casa eee.
- Vale, también lo pensé yo. Por cierto ¿Allison está bien?
- He llamado a su casa, no ha pasado la noche allí.
- ¿Estará con Collin?
- No creo, le he llamado y no sabe nada. Luego mas tarde iré a buscarla.
- Vale, oye, necesito comprar una cosa.- recordé.
- Te acompaño. ¿Qué necesitas?
Pensé en mandar una postal y un pequeño regalo a cada uno, sobre todo a Pablo, que me regaló el colgante que no me quitaba nunca.
- Quiero mandarles unas postales y algún regalo a mis amigos.
- Vale, se el lugar perfecto.
Jessica me llevó a la tienda, compré una postal y un llavero a cada uno y a Pablo le incluiría una foto mía rodeando el colgante con un gran círculo rojo.
A cada uno le escribiría una cosa diferente, pero todos eran especiales para mí.
- Espero que lo reciban pronto.
- Bueno, yo me voy que mi madre se preguntará donde estoy, y de camino busco a Allison.
- Vale, adiós- dije mientras le despedía con la mano.
Fui directa a mi casa, quería ponerme al ordenador para despejarme un poco.
- Mamá ya he llegado.
- Vale.
Subí por las escaleras y fui a mi habitación. Encendí el ordenador y abrí mi correo, tenía unos cuantos pero ninguno era importante, así que los dejé para otro día.
Estuve un rato viendo videos de las vacaciones de otros años y fotos de mis amigos, a los que tanto echaba de menos.
Abrí mi tuenti y subí alguna foto para que vieran como era el lugar donde estaba y que comentasen que les parecía.
Al momento de subir las fotos vi que ya habían comentado en alguna foto, era un comentario de Pablo en una foto mía y de Allison:
“Espero que te lo estés pasando allí muy bien, te echo de menos. Tequiero.”
Rápidamente le contesté con otro comentario:
“Esto es genial, yo también te echo de menos, y gracias por el colgante. TeQuierooo (L).”
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- ¡Allison!!Allison!- gritó Jessica
- ¿Queeeeé?- contestó a la llamada de Jessica.
- ¿Dónde has estado toda la noche y doto el día de hoy?
- Aquí, estaba cansada.
- ¿Tan mal te pusiste?
- Si, pero ya estoy mejor.
- Me alegro, llama a Silvia o algo, estaba preocupada por ti.
- ¡Oh! La llamaré entonces.
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Estaba en mi habitación ordenándola un poco, mi madre es una maniática de la limpieza y le gusta tener todo limpio, cuando sonó el móvil. Era Allison:
- ¡Allison! ¡Estas viva!
- Sí, ya estoy bien, solo que bebí mas de la cuenta. ¿Y tú cómo acabaste?
- Que te cuente Jessica, pero a ver que te dice, que luego me voy a enterar.
- Vale, vale.
- Bueno te dejo que estoy ordenando mi habitación, ya os veré a todos.
- Que limpia, jajaja, adiós.- dijo entre risas.
En cuento colgué me llamó mi madre:
- ¡Silvia, la cena!
Bajé lo más rápido que pude y me senté en la mesa. Había pizza, mi comida preferida.
- Mamá, mi favorita.
- Claro, jeje-se rió.
- ¿Qué tal habéis comido solas?
Mi madre había pasado el día fuera en busca de muebles nuevos.
- Muy bien- dije.
- Me alegro.
- ¿Y papá?- preguntó Laura.
- No sé, no ha llamado ni nada- contestó mi madre.
- Mira, ahí llega-dije.
- ¿Dónde estabas?-preguntó mi madre histérica.
- Hablando con Peter.
- ¿De qué?
Mi madre se ponía así cuando mi padre no está con ella o tarda mucho en llegar y cuando le dice donde ha estado, otra vez feliz.
- Pues que mañana me ha dicho que comemos en su casa.
- ¡Oh! Estupendo
- ¡Qué bien!-dijo Laura ya que había trazado una amistad con Patty.
- Voy a ver una peli en el videoclub.- dije.
Me fui al salón con un helado y una bolsa de patatas en la mano, viendo películas me entraba el hambre, y compré la peli.
No había mucha variación pero llevaba tiempo queriendo ver “Historias de san Valentín”
Cuando acabó la película ya era muy tarde, se habían ido todos a dormir, pro cuando me subí a la habitación me quedé mirando un buen rato a aquella isla que tanto me gustaba y algún día me gustaría visitarla.
De noche era preciosa, la luz de la luna le daba mucho encanto.
Me tumbé en el sofá de la ventana y entré en un profundo sueño:
“- ¿Eh? ¿Dónde estoy? Desde aquí se ve mi casa.
Estoy en una playa con muchas palmeras.
Había alguien a mi lado, me sentía observada. Recuerdo esos ojos azules mirándome. Estábamos los dos solos, pero no se ni donde ni tampoco que hacia yo en aquel lugar.”
En ese momento me desperté y miré hacia la isla. Todas aquellas palmeras de mi sueño se parecían a las de la isla, pero seguro que no eran de allí.
Miré la hora, eran las 3 de la mañana, así que me levanté y me metí en mi cama.
No podía dormir, no dejaba de pensar en ese sueño tan extraño, pero de tanto pensar, que no es lo mío, me dormí.

26 de julio de 2010

CAPITULO 7 - Casa equivocada

Era una mañana fría, notaba como tiritaba. Noté algún movimiento a mí alrededor, alguien me tapó con una sabana, sería Jessica ya que me quedaba en su casa a dormir, pero después de lo de la noche anterior a saber donde estaría. En ese momento me desperté. Solo entraba un poco de luz por las rendijas de las persianas, estaba en una cama. Miré a mí alrededor y no había nadie, así que intenté dormirme un poco más.
Llevaba 1 hora o más dando vueltas en la cama, pero no saber quién me tapó, quien me recogió en la fiesta y donde estaba me mataba. Como ya no aguantaba más en la cama decidí levantarme.
Cuando abrí los ojos vi a Sergio tumbado a mi lado mirándome. Me aparté del susto y casi me caigo de la cama.
- ¿Dónde estoy?- dije nerviosa
- En mi casa, exactamente en mi habitación.
- ¿Y que porras hago yo aquí?
- Fui anoche a la fiesta y te vi muy mal. ¿Cuántos vasos te bebiste?
- Solo dos. El alcohol no me sienta bien, pero con solo 2 vasos no suelo llegar al punto que llegué ayer. Ahora que lo recuerdo, el 2º me supo raro.
- Mmmm… ¿Algo mas?
- Sí, me mareaba y se me iba la vista, por eso me tumbé en el banco. Y… ¿Ha pasado algo entre nosotros esta noche? Cuando estoy así soy capaz de cualquier cosa.
- No, nada. Te dejé en la cama y te dormiste enseguida, probablemente te echaron algo en la bebida, pero… ¿el qué y quién?
- No sé, solo recuerdo que me lo dio Jessica.
- Hay que preguntarle a ella. Vamos abajo y después a la casa de Jessica.
- ¿Tus padres saben que estoy aquí? Y… no puedo salir con esta ropa, además tendré que ir antes a mi casa a ver a mis padres.
- Vale. Y sí lo saben, se lo he dicho antes, que tus padres no estaban y solo sería esta noche, y respecto a lo de la ropa, mi hermana solo tiene 1 año más que tú, está de viaje y la puedo coger algo de ropa.
- ¿No se molestará?
- Que va y si no que se joda.
- Como tú digas, te espero aquí.
Investigué un poco la habitación, yo era muy cotilla. Era una habitación pequeña y sencilla.
Sergio entró por la puerta, llevaba en la mano unos pantalones y una camisa de tirantes.
- Toma, si quieres dúchate y ponte esto.
- Gracias, oye, ¿te puedo preguntar algo?
- Lo que quieras.
- Jessica me dijo que no te solías ir así de una fiesta, que te encantaban y te lo pasabas muy bien o algo así.
- Es que… me encontraba mal- sé que me ocultaba algo.
- No me lo creo, ahora soy yo la que te dice que puedes confiar en mí.
- No es buena idea que te lo diga.- dijo mientras fijaba la vista al suelo.
- Pues nada, tú verás, me voy a duchar. Tienes tiempo para pensártelo.
No tardé mucho, me vestí y volví a la habitación.
Sergio iba de un lado a otro, se veía que estaba nervioso y era algo que yo no sabía.
- Por fin sales- dijo nervioso.
- ¿Tanto he tardado?- pregunté confusa.
- Para mí si.
- Oh, ¿te has decidido ya?
- Si.
- ¿Y bien?
- A ver… Me fui por ti, me gustas mucho y como se que yo a ti no, me fui a mi casa a sufrir yo solo, pasaba de estar viéndote y pasarlo mal.
- Oh, no lo sabía- le abracé- ¿Y porque volviste a la fiesta si lo pasabas tan mal?
- Estuve pensándolo y volví para decírtelo, pero te vi y te traje a mi casa, me diste pena y hasta llegué a soltar alguna lágrima.
- Vale, no te preocupes, ahora estoy aquí- dije sin dejar de abrazarle- pero no adelantemos nada, de momento solo amigos.
- Vale-dijo apenado.
Bajamos a desayunar y me presentó a su madre, su padre trabajaba.
- Mamá esta es Silvia.
- Encantada.
- Igualmente, espero no ser ninguna molestia.
- Claro que no
- Gracias.
- No hace falta que las des.
Su madre nos preparó unas tostadas con mermelada, un zumo de naranja y unos vasos de leche con cola-cao y nos lo sacó al jardín.
- Estaba buenísimo.
- Es que mi madre es una experta en cocina.
- Jajajaja- nos reímos a la vez.
Sergio se puso serio.
- Bueno, vamos a tu casa y a ver a Jessica.
- Yo voy a mi casa sola, quédate aquí, luego vengo a por ti.
- Vale, pero te acompaño ahora y me quedo en la playa.
- Vale.
Nos fuimos a mi casa lo más rápido que pudimos, quería hablar ya con Jessica, pero después de todo se me pasó todo por la noche. Yo entré y Sergio se quedó en la playa.
- Hola mamá.
- Hola Silvia, ¿qué tal todo?
- Pues…muy bien, vimos una peli y estuvimos charlando, lo normal-mentí lo mejor que pude.
- Que bien.
- Voy a mi habitación, me está esperando Jessica en la playa.
- ¿Dónde vais?
- A da una vuelta, no lo hemos decidido todavía.
- Vale.
- Me puse mi pantalón y camiseta preferidos y le bajé la ropa a Sergio.
- Mamá, me voy, no sé cuando volveré- la di un beso.
- Vale, pero ten cuidado, que he oído que ayer hubo una fiesta y hubo varias personas que acabaron muy mal.
- Vale mamá, descuida.
Sergio me esperaba en la misma roca que me senté yo la primera vez que le vi a él.
- Ya estoy aquí, mi madre a oído algo de la fiesta, pero no a sospechado anda de mí.
- Vale, menos mal, vámonos.
- Ah, toma la ropa.
- No hacia falta.
- Ya pero… bueno toma- me recordaría demasiado a él.
- Vale-se me quedó mirando.
- ¿Qué?- dije de mala leche, no me gustaba que me miraran así.
- Nada.
Estábamos llegando ya a casa de Jessica, como para entrar por la puerta había que rodearla por detrás vimos a Jessica llorando sentada en el columpio de su jardín.
- ¿Qué la pasará?- le dije a Sergio
- No sé, vamos a ver.

22 de julio de 2010

CAPITULO 6 - La fiesta.

Sergio se dio cuenta de lo que pasaba.
- ¡Eh! ¿Qué te pasa?- dijo mientras me abrazaba.
- Nada – dije mientras me secaba las lágrimas.
La única que lo sabía era Jessica ya que se lo conté en la playa.
No se lo creyó, me cogió de la mano y me arrastró hacia la playa, mientras yo, no decía nada.
- Algo te pasa, me lo puedes contar, yo también estoy mal, lo e dejado con mi novia, y eres la primera que se entera, así que por favor- me puso ojitos, no quería contárselo pero sé que acabaría cediendo.
- Lo siento por lo de tu novia.- dije con pena, me preguntaba si la habría dejado por mi.
- Ahora dime lo que te pasa, por favor, puedes confiar en mi- dijo mientras me cogía de las manos.
- Esta bien-cedí- solo lo sabe Jessica y ahora tú.
- Vale, vale, soy una tumba, de momento tampoco digas nada de lo mío.
- Vale. Bueno, pues resulta que en España me juntaba con un chico que se llamaba Pablo y a mi siempre me ha gustado y él me decía que yo a él no. Pues bueno…- me paré, me era muy difícil contarlo- Resulta que el mismo día que me vine a Los Angeles me hicieron una fiesta de despedida y Pablo me dijo que siempre le había gustado y me besó y en la fiesta he visto a un chico que se parecía mucho a él.
Se me quedó mirando al cuello, me dí cuenta de que miraba el colgante que me regaló Pablo.
- Me lo regaló Pablo. La otra mitad la tiene él.
- Lo siento mucho Silvia.- me abrazó
Cuando se apartó se me quedó mirando con sus brillantes ojos marrones. Vi que cada vez se acercaba más y más a mí. Notaba su respiración en mi cara, cada vez mas cerca, sus labios rozaban los míos cuando…
- ¡Silvia!-me aparté en seguida de Sergio- te hemos estado buscando por todas partes, y a ti también Sergio- dijo Jessica.
- No digas nada por favor- dije nerviosa.
- Vale, pero… me lo vas a tener que contar todo con pelos y señales.
- Jajaja, tu siempre igual Jess, bueno yo me voy que no tengo muchas ganas de fiesta.- dijo Sergio que en cuento Jessica se dio la vuelta me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído te quiero.
- Venga, a ver que te inventas ahora, aunque no se lo van a creer, y no se que le habrás hecho, él no se va de una fiesta así por así- me dijo Jessica.
- Pues… que a mi se me cayó mi pulsera favorita y que Sergio se fue a comprar bebida.- dije con un tono pensativo.
- No es muy creíble, pero puedes intentarlo,-dijo mientras daba un sorbo a su vaso- ¿Quieres beber algo?
- No, no me gusta mucho el alcohol.
- Como quieras, tú te lo pierdes.
Yo no era de beber. En ese momento se me acercó Allison.
- Hola- dijo en un tono raro.
- Hola Allison- dije confusa.
- ¡Ala, sabes quien soy! Porque yo no se quien eres tú.
- ¡Allison! Soy Silvia. ¿Qué te pasa? ¿Me estas tomando el pelo?
- Jajajaja. ¿Qué que me pasa? Pues que soy feliz de la vida.- Se fue dando vueltas.
Me di cuenta de que estaba borracha, demasiado borracha para el poco tiempo que llevábamos en la fiesta, o eso me parecía a mí. Ahí la dejé y en cuanto me di cuenta llegó Collin y se pusieron ahí al lío.
La tontería de ver a todo el mundo medio borracho se me fue pegando y fui a por algo de bebida.
Estuve un rato bailando con un chico que no conocía de nada.
Al no estar acostumbrada a beber, el alcohol se me subía muy deprisa a la cabeza, pero fui a por otro vaso.
- ¡Eh Silvia! ¿Dónde vas tu tan solaaa?- me dijo cantando Jessica.
- A por otro vaso.
- No vayas, toma-me dio uno de los dos vasos que llevaba.
Di un sorbo, sabía raro pero seguí bebiendo.
Me monté en los coches de choque de agua que estaban allí instalados. La verdad es que me chocaba más contra las paredes que con los otros coches.
Después monté en la ola. Entre las vueltas y la borrachera que llevaba encima acabé vomitando. Un chico que parecía estar bien se me acercó.
- Perdona, ¿te encuentras bien? Estas demasiado blanca y te he visto vomitar.
- Si, si, estoy perfectamente- me miró con cara rara.
- Vale, lo que tú digas.
- Adiós- le dije
Me sentía muy cansada, los ojos se me cerraban, pero yo quería seguir bailando y disfrutando de la fiesta.
Intenté buscar a Jessica, a Allison o a alguno de sus novios, pero no les encontraba y la vista se me iba nublando.
Fui hacia la playa por si se habían ido a darse un chapuzón, pero en el agua no había nadie, o eso creía yo, no veía nada, así que volví a la fiesta y decidí pasármelo bien.
Cada vez me sentía mas cansada y me mareaba, a lo lejos vi un banco, fui hacia él y me senté a ver si se me pasaba un poco, pero sabía que no, seguiría así por lo menos hasta el día siguiente.
Me vino un fuerte mareo y me acabé tumbando en el banco. Cerré los ojos y deseé que este día se acabara ya.
De repente noté unos brazos que me elevaban poco a poco, quise ver quien era, pero me pesaban los ojos demasiado.
Tal vez sería Jessica, pero ella no estaba tan fuerte como para poder cogerme, y si era un violador, di unas cuantas patadas al aire.
- Shhhh, calma- me dijo.
Era un hombre, de lo cansada que estaba no fui capaz de reconocer si era un chico joven o un hombre pero me dormí al no escuchar nada, solo el ruido de las olas del mar.

20 de julio de 2010

CAPITULO 5 - Las vistas hacia el mar

Me desperté con el fuerte ruido de la puerta al cerrarse, eso era que ya se habían ido. Miré el reloj, eran las 9:00, tenía una hora por delante. Lo primero que hice fue ver el resto de la casa, sin duda la mejor habitación era la mía.
Cotilleé los armarios de mi habitación para ver donde estaba cada cosa y me fui a la ventana, era de película, parecía un sofá con su cojín y todo, era un lugar estupendo para pensar. Me fijé en las vistas, eran maravillosas, se veía la playa, las casas de los vecinos y me saltó a la vista la isla del fondo ¿se podría visitar?



Cuando me di cuenta eran la 9:50, me quedaban 10 minutos.
Me vestí corriendo con un vestido fresquito, me puse una diadema, cogí el móvil y me fui. No tenía que cerrar, era seguro porque no robaban.
Llegue justita de tiempo. Llamé al timbre.
- Hola-me abrió una chica de mi edad.
- Hola, soy Silvia- me presenté.
- Yo soy Susan, seremos buenas vecinas- dijo segura.
- Seguro.
En ese momento vi a mis padres.
- Bueno Peter, Nicole, Patty, esta es Silvia, nuestra otra hija.
- Encantados.
- Igualmente- respondí.
Fue un desayuno de película, fuimos muy bien recibidos.
Después de desayunar nos dimos un baño en la piscina. Justo al salir del agua me mandaron un mensaje al móvil, era de Jessica:
“Silvia, en la playa a las 18h. vente guapa, nos vamos de fiesta. Ah y esta noche duermes en mi casa”
Una fiesta… sonaba bien, miré el reloj, era la 13:00, hora de comer aquí.
Comimos en casa de Susan. Cuando acabamos eran las 16:00, quedaban 2 horas. Nos despedimos y nos fuimos a casa. Le dije a mi madre que había quedado y que me quedaría a dormir con Jessica.
Me fui a mi habitación y me vestí, escogí mi mini falda con una camisa con la espalda al aire en rosa y negra y aproveché y me puse los tacones negros, que solo usaba en ocasiones especiales.
Me maquillé y me hice un tupé. Antes de salir miré hacia esa isla que me hacía sentirme tan bien.
Cogí mi bolso y me despedí con un adiós, no quería que vieran como fuera, no me dejarían salir sino y salí corriendo hacia la playa.
Me estaban esperando Sergio, Jessica, Oliver y dos personas que no conocía.
- Hola, que guapa, no esperaba verte así- dijo sorprendida Jessica.
- Ni tu ni nadie- dijo Sergio echándome una sonrisa, se había fijado en mi.
- Bueno, estos son Allison y su novio Collin, falta un chico, ya le conocerás en el instituto.
- Encantada-le di dos besos a cada uno- al parecer la única sin novio soy yo.
- No, Joe, el otro chico no tiene novia, a ver si va a salir una pareja de aquí- dijo entre risas.
- No creo, bueno ¿nos vamos?
Fuimos caminando un rato por la playa hasta llegar a unas bases de madera, fuimos por ellas y nos condujeron un poso mas adentro de la ciudad.
De repente me quedé parada, Jessica se dio cuenta.
- Venga, no pasa nada.
- Ya lo sé, es que es alucinante.
- Ya lo sé- dijo echándome una sonrisa.
Había mucha gente, había alguna atracción, había de todo.
En ese momento vi a un chico que se parecía mucho a Pablo, pensé en él y me puse a llorar.

18 de julio de 2010

CAPITULO 4 - Casa y amigos nuevos

Ya llevaba un buen rato sentada en aquella roca mirando a un grupo de chicos jugando al voley. Me impresionó uno que era muy moreno con el pelo marrón oscuro, jugaba muy bien.
A lo lejos vi llegar a una pareja. La chica le dijo algo al chico, y la chica se dirigió a mí y el chico se unió al grupo que estaba jugando al voley.
- Hola, estas muy sola, soy Jessica. ¿Estas con alguno de esos?- me dijo muy lanzada.
- Hola, me acabo de mudar a aquella casa, soy Silvia y no estoy con ninguno de esos, mas quisiera yo, tu por lo que veo si.
- ¿Te gusta alguno? Les conozco a todos, y si, es mi novio Oliver jijiji- soltó una risilla traviesa.
- Me ha saltado a la vista el moreno- dije tímidamente.
- Ese es Sergio, tiene 17 años y…, tiene novia. No te lo recomiendo es un chulo.
- Da igual, tampoco pensaba salir con él.
- Jaja, va. ¿Nos damos un baño? Y si quieres te le presento, tendrás que hacer amigos- me dijo entre risas.
- Vale, voy a cambiarme. No tardo- y salí corriendo hacia mi casa.
En todo el tiempo que estuve fuera seguro que ya habían sacado algo de ropa de las maletas.
Nada mas entrar por la puerta busqué a mi madre:
- Mamá, ¿dónde está mi habitación? – la pregunté casi sin aire ya que no había visto la casa por dentro.
- En la segunda planta al fondo.
Cuando entré me quedé impresionada, era de las mas grandes según me dijo mi madre, mas tarde vería el resto.
Mientras buscaba un bikini y una toalla vi que el ordenador estaba instalado y no dudé en encenderlo y mandar el mensaje que le prometí a Pablo, pero se lo mandaría a todos. Más adelante mandaría más.



Después busqué de nuevo hasta encontrar un bikini y una toalla. Ya colocaría después todo.
Me hice una coleta y le dije ami madre donde iba.
Jessica me estaba esperando. En cuanto llegué solté la toalla y fuimos hacia ese grupo tan peculiar.
- Hola a todos, esta es Silvia, se acaba de mudar aquí- me presentó Jessica.
- Hola- dije tímidamente y muy bajito.
- Hola- dijeron todos a la vez.
- Bueno este es Sergio,-le di dos besos- este es Oliver- le di dos besos y bueno faltan otros dos chicos y una chica que vinieron ayer de viaje y estaban descansando que también se juntan con nosotros- bajo el tonote voz- a los demás no les conozco-declaró su mentira.
Ahí les dejamos y nos fuimos al agua. Estuvimos charlando sobre nosotras y sobre chicos. En ese momento supe que íbamos a ser muy buenas amigas.
A lo lejos vi a mi hermana acercarse y salí del agua a ver que quería.
-¿Qué quieres plasta?-dije molesta.
- Mamá dice que vuelvas, la cena ya está lista.
- Ahora iré- dije mientras cogía la toalla y me la ponía encima.
A partir de ese día me iría a otra playa, mis padres estaban demasiado cerca de mí.
Me despedí de todos con un adiós y me fui.
Fue una cena tranquila y rápida.
-Bueno ¿os gusta?- nos preguntó mi padre.
- No está mal- respondí yo
- A mi me gusta- dijo mi hermana.
- ¡Que bien!- dijo mi padre impresionado.
- Yo me voy a la cama, quiero descansar- mentí, solo quería estar sola.
Antes de irme mi madre me dijo algo:
- Mañana desayunamos en la casa de la vecina a las 10:00, no llegues tarde, nosotros iremos antes para ayudarles a preparar todo.
- Vale mamá.
Me fui a mi cama, quería pensar, pero el sueño me ganó la batalla.

16 de julio de 2010

CAPITULO 3 - Un largo viaje.

Cuando me di cuenta ya se veía el aeropuerto de Barajas.
En cuanto el coche paró bajamos a toda prisa, no teníamos mucho tiempo. Facturamos las maletas y fuimos casi corriendo a la puerta de embarque, pero antes a coger los asientos del avión.
- Papá, Laura y yo vamos al baño, no tardamos.- dije nerviosa, era la primera vez que viajaba en avión.
- Vale, yo mientras preparo los pasaportes.
Laura era mi hermana pequeña, un estorbo, no quería hacer nada conmigo ni yo con ella, así que no se como fuimos juntas al baño.
Cuando volvimos tardamos un rato en encontrarles puesto que había mucha cola para entrar al avión.
Cuando ya estábamos dentro del avión me di cuenta de que estaban mis padres y mi hermana juntos y yo sola en la fila de detrás, Laura me la había jugado, ya que la maquina, dejó mi padre que la controlara.
- Laura, ¿eres tonta o te lo haces?- la dije enfadada.
- ¡Basta! Seguro que ha sido una equivocación.- la defendió mi padre.
Yo sabía que no fue una equivocación, pero mi padre nunca me daba la razón, pero lo bueno es que mi madre sí.
Tomé mi asiento y me conecté el i-pod para escuchar música, ya que iba sola y no podía hablar con nadie, o eso creía yo.
Estaba mirando la ventana y escuchando mi música cuando noté movimientos cerca de mí. A mi lado se sentó una chica y el de al lado el que parecía su hermano.
- Hola- dijo tímidamente.
- Hola, ¿cómo te llamas?- dije un poco cortada.
Era raro en mí que me lanzara tanto.
- Giselle ¿y tú?
- Silvia. ¿También vas a Los Angeles?- se lo pregunté debido a que después lo llenarían de gasolina y se iría hacia México.
- Sí, voy con mis abuelos 2 semanas.
- Yo me mudo.- dije triste.
- Debe de ser duro.
- Sí, bastante.
Cuando me dí cuenta estábamos sobrevolando Madrid, destino Los Angeles.



Ahí surgió una amistad. Estuvimos hablando las 15 horas de viaje, excepto las 3 horas que estuve durmiendo.
Estábamos llegando ya y miré por la ventana, era una ciudad preciosa.



Cuando aterrizamos nos intercambiamos los e-mails y los móviles.
Mientras estábamos a la espera de las maletas vi a un grupo de chicos y chicas que deberían de venir de algún viaje del instituto. Aquí en Los Angeles estaban de vacaciones. El 2º trimestre comienza dentro de 2 semanas.
Entre ese grupo vi a un chico, lo que más resaltaba en él era su piel morena y sus ojos azules. Me quedé mirándole y él me devolvió la mirada y me sonrojé. Me pregunté si le volvería a ver.
Ya de camino a mi nueva casa volví a recordar el momento en el que Pablo me besó. En ese momento agarré el colgante lo más fuerte que pude.
El taxi paró justo enfrente de nuestra nueva casa, una casa muy grande a tan solo 3 minutos de la playa, aunque las mejores playas estaban a 30 minutos, cerca de Hollywood.



Descargamos el coche y justo en la entrada tiré las maletas al suelo, me puse a llorar y me fui corriendo hacia la playa.

15 de julio de 2010

CAPITULO 2 - La espera tiene su recompensa.

Estaba a punto de dormirme cuando oí la puerta que se abría, Pablo salio y me cogio de la mano para levantarme, y me dijo:
- Gírate mirando a la puerta. No tengas miedo.
- Contigo es imposible tener ese sentimiento.
Me vendó los ojos y me fue conduciendo hacia algún lado. Pablo me hacía sentirme yo misma, siempre he pensado que seriamos algo más que amigos, pero él no ponía mucho de su parte. Le voy ha echar mucho de menos.
Estaba muy intrigada y le pregunté:
- ¿Dónde me llevas? ¿Queda mucho?
- Ya estamos llegando.
Sonreí
- Ya hemos llegado. Espera que te quite la venda.
Me quitó la venda muy suavemente. Creo que lo hacia aposta.
Cuando me vino de nuevo la vista estaba en una habitación llena de globos y con un cartel enorme en el que ponía sorpresa.



De repente salieron todos, incluso mis padres gritando:
- ¡SORPRESA!
- ¡Oh! Muchas gracias. Es perfecta. No se que decir.
Dije sonrojada.
Era alucinante, estaban todos, mis padres, Elisabeth y sus padres, Jorge, mi primo Samuel, Vanesa y hasta Tatiana.
No sabía ni que hacer. Fui abrazando a cada uno de ellos y hasta me puse a llorar.
En ese momento Pablo se acercó a mi y me dijo al oído:
- Salgamos a la parte de atrás.
Yo no dudé en decir que sí, aunque no sabía porque quería perderse la fiesta.
- Mira tenemos que hablar.
- ¿De qué? No lo entiendo.
- Siempre me has gustado aunque yo decía que no.
- ¿Por qué me lo dices ahora? Ahora ya no me podrás tener.
- Ya lo sé, tenía miedo pero he decidido confesarlo.
- Siempre he esperado a que llegue este momento, pero ahora siento rabia y necesito estar sola. Es una despedida un poco seca, pero lo siento. Te quiero.
- El que lo siente soy yo, escribe cuando llegues. Te quiero.
En ese momento llegó el momento que más ansiaba, Pablo me besó. Fue un beso muy triste, pero lo logré.
Vanesa salió y se lo conté todo. Fue duro para mí, pero sé que también para él. En ese momento me llamó mi madre.
- Silvia, es la hora de irse, ha llegado la verdadera despedida.
Fue muy duro, no quería irme, pero el avión salía en tan solo 3 horas.
Al subirme al coche, Vanesa me dio algo, era un paquete con una nota. Era un colgante de medio corazón. Leí la nota entusiasmada:



- Me lo dio Pablo antes de que se fuera.
- Gracias Vane, dile que jamás le olvidaré y que…
Me costó mucho decirlo pero lo solté.
- Y que siempre le querré esté quien esté de por medio.
El coche arrancó y miré hacia atrás hasta perderles de vista.

14 de julio de 2010

CAPITULO 1 - El gran dia

Me desperté sobresaltada al escuchar mi canción favorita por toda la casa,
“Cuando lloras”, entonces bajé a la cocina a buscar a mis padres, pero me di cuenta de que no había nadie en casa.
Me vestí, apagué la radio y me dirigí de nuevo a la cocina para desayunar antes de salir en su busca. No tenía ganas de nada, hoy era el día en que nos mudaríamos a Los Angeles por el trabajo de mi padre, ya que era el jefe de un banco importante. Quería que se parase el tiempo y quedarme para siempre con mis amigos, pero jamás podría ocurrir.
Me dirigía a la nevera a por un cartón de leche y me di cuenta de que había una nota pegada:



Me entró un miedo en el cuerpo, pero les hice caso. Durante me dirigía a casa de Elisabeth fui recapacitando sobre que no tendría allí, la gente, si me aceptarían,…
La casa de Elisabeth estaba a la vuelta de la esquina.
Llegue a la valla y la abrí. Fui con miedo, me sentía observada, me hubiese dado la vuelta si no se tratase de la casa de una de mis mejores amigas, mi gran amiga Elisabeth, la loca por todo. Me reí. Toqué el timbre y nadie respondió a mi llamada, así que, ya que estaba familiarizada con la casa fui a la parte de atrás y di unos golpes en la puerta, pero tampoco contestó nadie. Me pregunte si me estaban tomando el pelo, así que me di media vuelta y me dirigí hacia mi casa de nuevo, ya volverían. Fue doblar la esquina y encontrarme a Pablo, mi mejor amigo. Me dijo que fuera con él y que ya nos despediríamos. Volvimos a la casa de Elisabeth pero esta vez, ya que iba él, me dijo que me quedase en la puerta del jardín esperando. Se me estaba haciendo eterno, así que me senté en el suelo a esperar.