4 de mayo de 2011

La maldición - Capítulo 4

Capítulo 4- Pelea.

Ángel se dio la vuelta sorprendido antes mi reacción.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó Ángel-
- No, la pregunta es ¿Qué haces tú aquí? Te dijimos que no te acercases a ella-dijo Hugo-.
- ¿Cómo que te dijimos?-pregunté- ¿Se puede saber de qué habláis?
- Ya te lo explicaré-bajó el tono de voz-, ahora corre y escóndete.
Hice lo que me dijo. Salí por la puerta del bar y eché a correr lo más rápido que podía hacia mi casa.
Por suerte no había nadie en casa y no tendría nada que explicar.
Tiré la mochila al suelo y me senté en el borde de la cama nerviosa y todavía cansada de correr. No sabía que había pasado con Ángel y Hugo.
En ese momento empezó a sonar Tu mirada me hace grande de Maldita Nerea, alguien me llamaba al móvil.

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- Tom, no he podido hacer nada, se fue corriendo.
- ¿Otra vez has fracasado Hugo?
- Lo siento mucho Tom, pero pronto estará con nosotros, habrá que deshacerse antes de ese entrometido de Ángel.
- Mas te vale Hugo, si no del que nos desharemos será de ti.
- De acuerdo jefe-y pulse la tecla roja de mi móvil-.

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- ¿Si?-dije sin mirar quién era.
- Soy yo, Ángel, ¿dónde estás?
- En mi casa.
- Vale, voy para allá.
En poco más de cinco minutos sonó el timbre. Bajé corriendo y abrí la puerta.
- Recoge tus cosas, nos vamos.
- ¿Dónde? ¿Por qué?
- ¡Hazme caso!-dijo gritando-
Me asusté ante tal grito.
- Lo siento-se disculpó-.
- ¿Por qué me tengo que ir? Te conozco desde hace dos días.
- Pues yo a ti no te conozco de dos días. Si vienes conmigo te lo explicaré todo.
- ¿Y si no voy contigo me quedaré con la duda?
- Tal vez, además correrás un grave peligro y podrías morir.
- ¿Y se puede saber que ha pasado después de irme para que tengas sangre en el labio?
- Nada, solo unos golpecitos de nada. No te preocupes, eso se cura solo.
Se escuchó el ruido de la puerta abrirse.
- ¡Estamos en casa Celia!-gritó mi padre.
- Mierda-susurró Ángel.
Bajamos al salón.
- Hola, os presento a Ángel, un amigo, ha venido nuevo este año al instituto y vamos juntos a clase.
- Hola, encantados de conocerte-contestó mi madre-, ¿Te quedas a cenar?
- Vale-contestó decidido-.
Noté a mi padre tenso. No habló nada durante la cena que fue bastante tranquila.
Llegó la hora de que Ángel se marchara.
- Mañana después del instituto nos vamos, prepara todo lo necesario.
- Lo pensaré, no me puedes obligar.
Asintió.
- Pero piénsatelo. Adiós.
- Adiós.

1 comentario:

  1. Me enncanntaa!!!!
    Tom jajajajajajjajaajajajja me da una ataque un día de estoss.
    Haber que pasaaa que no me leí más! Espero que se vaya por su propio bien porque si no....
    Sube el siguiente PRONTO ¬¬

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